Washington Córdova Huamán

Washington Córdova Huamán

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Circa (Abancay-Apurímac, Perú), es el pueblo legendario en donde nació el poeta Washington Córdova Huamán, ubicado al pie del majestuoso Ñakaywalqa —allí donde el siwar q’inti conquistó los cielos, enarbolando un manojo de ilusiones entre el viento y la lluvia.

Ha participado como expositor en el “V Fórum de Lenguas Amerindias” (Barcelona-España, 2008). Ha traducido al quechua: “El sueño del pongo” y “La agonía de Rasu Ñiti” de José María Arguedas; “El caballero Carmelo” de Abraham Valdelomar; “Ladraviento” y “El toro que se perdió en la lluvia” de Félix Huamán Cabrera, “Kuya Kuya” de Óscar Colchado, “Ñakay Pacha”, “El ángel de isla” y “Tierra de pishtacos” de Dante Castro, “La muchacha de coposa cabellera” e “Hijos del
viento” de Julián Pérez Huarancca y “Paco Yunque” y “El Tungsteno” de César Vallejo.

En 2010 publicó el poemario Urqukunaq qapariynin /Alarido de montañas y en 2019 publicó los poemarios Illariy y Parawayraq chawpinpi /Entre la lluvia y el viento. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2020, categoría Literatura en Lenguas Originarias con el poemario Parawayraq chawpinpi.

“Feria del libro y Tradición Oral en Lenguas Originarias” Ayacucho-Huancavelica-Junín.

Otras obras del autor/a

Hijo del Amaru

Se inmutaron las montañas
cuando el universo tembló,
haciendo estallar su grito
arribó el indómito Qorilazo,
como el legendario Anqoayllu
abrió el pecho del ocaso
y como el águila sideral
rompió los silencios del pajonal.

Se puso de pie la multitud
cuando llegó el hijo del Amaru,
Walaycho entró a la plaza
con su poncho rojo “lechucero”,
como queriendo beber su sangre
jugueteó con el Mishito
y como insinuando conocer la muerte
apareció en las astas del toro.

Repicó y repicó la María Angola
evocando ayatakis fúnebres
y la muchedumbre reunida
imploraba al Apu Qaqansa
¡No mueras Qorilazo hermanoooooo…!
¡Viva Pancho Gómez Negróonnn….!;
en ese momento reventó el rayo
Walaycho se levantó y muy valiente
puños en alto, saludó a los chumbivilcanos.

¿Donde anduviste Qorilazo
mientras el wayanay desplegaba su vuelo?
¿platicabas con el tayta Inti
o secabas los sollozos de la Luna?
desde que partiste hermano
estamos aquí, junto a nuestro pueblo
haciendo crecer la furia
hasta que raye la aurora.

Hija de la luna

Ahora recuerdan su nombre
y silban su canto,
ayer sembró su ilusión
en los campos arrasados
dejando su aroma
en los ojos del manantial.

Ahora leen su escritura
y escuchan sus yaravíes,
anoche derramó su sangre
en los surcos ignorados
escribiendo su historia
en las entrañas del universo.

Ahora esculpen su imagen
y anuncian su llegada,
antes sublevó a la viscacha
en las montañas tutelares
repicando su grito
en los cielos del Ande.

Con su aliento flameó el pajonal
y con su lágrima creció el rosal,
con su mano lastimada
y escarbando el suelo
enterró su sueño
para que florezca en el quinual.

Con su poesía calentó la piedra
y con su estruendo tembló la tierra,
con su ímpetu ferviente
y atizando el recuerdo
esparció su hálito
para que crezca en el herbazal.

Con su gesto fundió la noche
y con su fe encendió el fuego,
con su cariño inagotable
y abriendo el ocaso
encumbró su heroísmo
para que germine en el maizal.

Allí difundió su palabra
que jamás claudicó,
aquí quedó su huella
que nunca se borró
y allá nació su coraje
que siempre perduró;
ayer encontró sus pasos
en las orillas del Urubamba,
ahora anida su furia
en las veras del camino
y mañana crecerá su regocijo
en las páginas de los días;
por aquí saludó al destino
abrazándolo fuertemente,
por allí habló al Awkiwillka
para que el qantu siga floreciendo
y por allá contó a la wallata
la historia del colibrí herido.

Camino escondido

Son las miradas del alba
que anidando esperanzas
esculpen rostros fraternos,
son los venaditos hermosos
que juguetean alegres
en los parajes desolados.

Son los cortejos imperdonables
que acurrucados bajo un tunal
hilvanan caricias de la lluvia,
son los suspiros de torcaza
que siembran alientos
en los caminos escondidos.

Así es el querer, canto milenario
expresión ardiente del arrebol
coraje infinito del tiempo
ojitos negros de capulí
y lágrimas del viento frío
en los brazos de un pisonay.

Así es el amor, hermosa flor
silbido claro del pajonal
sonrisa de azucenas blancas
cabello de arco iris
y aroma de flor silvestre
en el pecho de la montaña.

Así es la ternura, rayito de luna
ensueño perpétuo de colibrí
suave mejilla del rocío
recuerdo de ilusiones despreciadas
y grito enfadado del silencio
en el vientre profundo de la tierra.

Agüita del olvido

Si aún me quieres urpillay
destello radiante del ayer
quiebra la noche negra
con rayitos de luz
en la fiesta de mayo
y en tus pupilas abiertas
aguarda las páginas del recuerdo.

Si todavía me amas sunqullay
ternura infinita de la lluvia
riega el maizal sediento
con agüita del olvido
en los días de invierno
y en tus suaves manos
anida las melodías del charango.

Si recién comienza el día amor mío
caricia eterna del rocío
¿por qué no le cantas a los cóndores
el harawi de la taruka lastimada
en el manantial sagrado
abriendo su pensamiento
con tu suspiro seductor?

Si aún está allí cariño mío
arrullo de paloma silvestre
¿por qué no le cuentas al zorro
la historia de la wallata
en las orillas del Titicaca
amortiguando su amargura
con tu sonrisa inagotable?,
si ya la tempestad enfurecida
ha levantado su voz
en los confines del universo.

Si todavía estás aquí sunqullay
lucero de la mañana
estrella matutina en las manos del tiempo
¿por qué no avivas con alegría
el graznido de torcazas
apaciguando mi pasión
con el fuego de tu mirada?,
si ya el hakaqllu perseguido
ha horadado su alcoba
en los intersticios del acantilado.

Si aún estoy en ti tortolita
yerbabuenita del campo
encanto añejo en las tardes de junio
¿por qué no entonas un poema
con las melodías del violín
envolviendo mi recuerdo
en el halo de tu ensueño?,
si ya la alborada ha germinado
ilusiones fraternas
en las espigas del maizal.

Si aún estás en mí paqpakita
vicuñita de ojos negros
flor silvestre de las praderas
¿por qué no tocas un yaraví
con las cuerdas de tu aliento
apagando mis penas
en los rincones del olvido?,
si ya la mariposa ha escondido
ternuras infinitas
en las entrañas del manantial.

Entonces, rosita roja
cariño de labios dulces
sonido claro del silencio,
enciende nuestras pasiones
con tu semblante de fuego,
y con la imagen de puma invencible
tatuado en las montañas
se levanten los pueblos
haciendo crecer el porvenir,
mucho ya hemos padecido
con la actitud pérfida
la intriga de los infames
y la traición de los adulones;
entonces, clavelito blanco
signo de pureza
pedacito de cielo andino
anclado en los ángulos omitidos
despierta mis anhelos
con tus ojitos de luciérnaga
estrenando bríos fraternos,
y con la euforia de multitudes
se abran las puertas del Pumawanka
para que en actitud contrita
bramen los cerros del Vilcanota
sepultando la indolencia,
y las águilas enfadadas
con su grito bárbaro al viento
inauguren el triunfo
proyectando su audacia sideral…