Si aún me quieres urpillay
destello radiante del ayer
quiebra la noche negra
con rayitos de luz
en la fiesta de mayo
y en tus pupilas abiertas
aguarda las páginas del recuerdo.
Si todavía me amas sunqullay
ternura infinita de la lluvia
riega el maizal sediento
con agüita del olvido
en los días de invierno
y en tus suaves manos
anida las melodías del charango.
Si recién comienza el día amor mío
caricia eterna del rocío
¿por qué no le cantas a los cóndores
el harawi de la taruka lastimada
en el manantial sagrado
abriendo su pensamiento
con tu suspiro seductor?
Si aún está allí cariño mío
arrullo de paloma silvestre
¿por qué no le cuentas al zorro
la historia de la wallata
en las orillas del Titicaca
amortiguando su amargura
con tu sonrisa inagotable?,
si ya la tempestad enfurecida
ha levantado su voz
en los confines del universo.
Si todavía estás aquí sunqullay
lucero de la mañana
estrella matutina en las manos del tiempo
¿por qué no avivas con alegría
el graznido de torcazas
apaciguando mi pasión
con el fuego de tu mirada?,
si ya el hakaqllu perseguido
ha horadado su alcoba
en los intersticios del acantilado.
Si aún estoy en ti tortolita
yerbabuenita del campo
encanto añejo en las tardes de junio
¿por qué no entonas un poema
con las melodías del violín
envolviendo mi recuerdo
en el halo de tu ensueño?,
si ya la alborada ha germinado
ilusiones fraternas
en las espigas del maizal.
Si aún estás en mí paqpakita
vicuñita de ojos negros
flor silvestre de las praderas
¿por qué no tocas un yaraví
con las cuerdas de tu aliento
apagando mis penas
en los rincones del olvido?,
si ya la mariposa ha escondido
ternuras infinitas
en las entrañas del manantial.
Entonces, rosita roja
cariño de labios dulces
sonido claro del silencio,
enciende nuestras pasiones
con tu semblante de fuego,
y con la imagen de puma invencible
tatuado en las montañas
se levanten los pueblos
haciendo crecer el porvenir,
mucho ya hemos padecido
con la actitud pérfida
la intriga de los infames
y la traición de los adulones;
entonces, clavelito blanco
signo de pureza
pedacito de cielo andino
anclado en los ángulos omitidos
despierta mis anhelos
con tus ojitos de luciérnaga
estrenando bríos fraternos,
y con la euforia de multitudes
se abran las puertas del Pumawanka
para que en actitud contrita
bramen los cerros del Vilcanota
sepultando la indolencia,
y las águilas enfadadas
con su grito bárbaro al viento
inauguren el triunfo
proyectando su audacia sideral…