Alida Castañeda Guerra

Alida Castañeda Guerra

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Alida Castañeda Guerra –poeta, narradora, guionista, periodista, traductora, comunicadora social y productora de radio y televisión. Es directora del grupo WillaqCuna de narración oral escénica.

Nací en Tambobamba (Cotabambas – Apurímac) el diecisiete de diciembre de mil novecientos cuarenta y ocho. Realicé estudios en la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cusco y en CETUC Pontificia Universidad Católica del Perú (Guiones radio y TV). Pasos trashumantes me llevaron a trabajar en diferentes lugares del país —Cusco, Lima, Arequipa, Cerro de Pasco, Huaral y Huamanga (Ayacucho). Pasé casi 30 años en Ayacucho.

Fui testigo de toda la época de violencia. De cómo a diario la muerte arrasó. Escribí versos sobre la sangre derramada. En la misma pupila del dolor. Lo que pasó es como para no volver a contar; lloré mucho, mucho, hasta enfermarme.

Trabajé en la Comisión de la Verdad, traduje los testimonios más dolientes del quechua al castellano, otra vez hondas penas. Ver de cómo, caminantes de diferentes colores unos de arriba y otros de abajo masacraron, violaron, mataron a nuestra raza primera, al hombre y la mujer del ande, de la quebrada, de los valles. Sin ellos saber de qué ni por qué, fueron despojados de sus querencias, huérfanos de todo, sin tener qué comer ni qué beber, se vieron forzados a huir los sobrevivientes tropezando sus pasos, huérfanos, dejando a su amado ayllu con desaparecidos, torturados y muertos cruelmente.

Hilando desconciertos en ruecas lastimadas empezaron a caminar.

Chaymantan kay hariwikunata apachimuni, teqsimuytinmi yachanan imaynas qhelli makikuna k’anchariq llaqtakinata saruparan chayta. Amaña hayk’aq kutimunapaq.

He tenido en la vida largos silencios hasta de diez años, perdiendo el hilo de la actividad literaria y muchas otras cosas, sin embargo al incorporarme las puertas siempre abiertas. He publicado los siguientes poemarios: Voces Alzadas, Kayani: Astilla de luz/ Qayani kanchay qillpa, Ausencias y esperanzas y Quqawchayniy José María Arguedasman Haylli–Mi Sustento: Canto A José María Arguedas. También he publicado el libro Crónicas, memorias y algo más.

Dirijo el grupo de narradores WillaqCuna. Hacemos narración oral escénica, basada en la investigación para crear una adecuada contextualización. Utilizamos todas las artes posibles para ser mejor escuchados. Nuestras grandes fortalezas son que somos mayores de 65 años e impulsamos la cultura quechua en todas nuestras presentaciones. Hemos participado en diferentes escenarios de universidades, eventos culturales, encuentros de escritores nacionales e internacionales, incluyendo Ecuador y últimamente, en la Universidad de Wisconsin. Trabajamos en base a un guion cuya elaboración la hago, consensuando con el grupo. Somos tres que hablamos y escribimos quechua. Aún nos falta bastante el dominio tecnológico en la entrega a remoto de nuestro trabajo pero estamos camino a superar.

He narrado en quechua El Principito para el programa Rimaykusunchis de la Casa de la Literatura Peruana, he traducido la película Volver a ver al quechua y también he doblado al quechua la película Ciudad Jardín, entre otras actividades.

Alida Casteñada Guerra narra la traducción al quechua de El Principito para el programa “Rimaykusunchis” de la Casa de la Literatura Peruana.

Otras obras del autor/a

Chocita

Pequeñita
la puerta de mi choza
donde cabe
solo un suspiro
que despacito entra
con los brazos extendidos
para besar el amor
que en la tullpa espera

Encenderemos
nuestros fuegos
Los humos
confundidos
con la noche
ambularán
en secreto

No nos descubrirán

Al abrirse la luna
habremos apagado
el dolor de volver
Quién sabe
será la última vez.

Tus latidos
se recogerán
en mi pecho
Al amanecer
escalaré la partida

Ojalá
pueda volver.

Hoja desprendida

En los amarillos del
ocaso donde muere el
día encargué al viento
que guarde tu nombre
hasta mi retorno

Escarbé a ciegas
obscuros caminos
buscándote.
Luciérnagas
gritándome
No lo vi pasar
nunca lo vi.

Sobre praderas
desnudas de viajante
peregrino
mis castigados
andares cayeron
en el espanto

Angustias
interminables
opacaron mis débiles
fuerzas.
Volé por los aires
bajo el surco abierto
que deja huella en el
mismo cielo
para buscarte
Hermosa hoja
desprendida

He salido con el sol
de verano
lloviéndome estos
inviernos de
congeladas nostalgias.
Todo es desolación.

A mi paso he visto
diez, cien, mil
caminantes como yo
llevando en sus
alforjas
ilusiones
copiosamente
silenciadas.

Es la nada de los
caminos
El elipsis de los
tiempos.

Busco la flor silvestre
que regué con
lágrimas
encargaré tu fuerza
y mi fuerza
en sus pétalos
para decir que
¡Te he de encontrar!
¡Te encontraré!
Aunque la vida me cueste. ¡Te encontraré!

Éxodo

La niñez
pasea con el abuelo
en el final de su tiempo

mis pies
inauguran calzadas en el monte

y el éxodo comienza

¿Hasta dónde caminar?
¿Qué comer?
¿Qué darle a los niños?
¿Qué de vientres virginales?
violados en días sin luz?
¿Qué de las vidas germinadas
entonces?
¿ Dónde sus nombres?

Las verdes ojas de coca
recorren ciegas
y esconden
en el pajonal
sus andares

Las mujeres
resisten sus penas
son el filo de un hielo
sin retorno

Los ojos pequeñitos del molle
cobijan inocencia
temerosa
avanza mi legión
legitimando el despojo

Y todos
caminamos
en ruecas lastimadas
hilando desconciertos

Mundo del silencio, Mundo del vacío

Desconocidos caminos
llevan mis delirantes pasos
buscándote
hermano desaparecido

Para quien
penitente camina
piedras y espinas
alfombras son

En los andares de caminos rocosos
desde el fondo de surco seco
que regué con lágrimas
va naciendo una flor

Como el sol
que apaga su luz
después de sus andares
abatida por esta gran pena
espero
que salga
la madre
luna.

Sin descansos
encargo al viento mis penas
sobre la piedra
para que las guarde
en el mismo corazón
de la roca

¿Dónde estarás querido amigo?
¿Dónde, paisano mío?
¿Dónde estás hermano querido?
¿Quién te llevó a viva fuerza?

Aves agoreras me dicen
que tus huesos
flotan en ríos de sangre
que en espinas quedaron
enredados tus cabellos

(Canto)
“Ay tuytunki
yawar nayupis
tuytunki”

Me dicen también
que ahora no solo
existen cielo, tierra e infierno.
Me dice que del herido corazón
de Ayacucho
nació un mundo
desconocido.
El mundo
del vacío

Quienes tanto amas
han sido espoleados
vendados los ojos
al río de aguas pardas
que corre en las entrañas
de la tierra

Desfallecida por la negra sentencia
de la enlutada lechuza
sentí posarse en mi hombro
un colibrí de alas doradas-
Ese ave que jamás vuela por las noches
me cantó al oído
diciéndome

Su nombre
no se va apagar
no se hará cenizas
mientras que tu corazón
y tu alma con fuerza
se aferren a él

Ha de volver
abrazado de estrellas
con la luz del sol
a la sombra de la luna.
Ha de volver

Ponerte de pie precisa
nunca de rodillas
humillado jamás, Madre.

Haremos parir
ese mundo
del vacío
en el renovado aliento
de esperanzas

Para que nunca
Jamás
nadie
traiga de vuelta
la desgarradora muerte

Desatando el enovillado hilo
tomo todas las fuerzas
sin mirar atrás
y me pongo
de pie

Es mi grito
¡Vuelve! ¡Vuelve!

Yo corazón de mujer
madre de todas las madres
oigo el llanto desgarrador
diciéndome

Une madre mis pies, mis dedos
cortados por negras manos
devuelve mi cabeza
mis brazos

(Canto)
“Colibrí alas
de oro
Dónde estás?”

Aquí estoy estoy
Esperándote madre mía
aquí mismo
cerremos con mis alas
y para siempre
ese mundo del vacío
que nunca más se trague
a tus amados
hijos.

(Canto)
“Vamos caminemos madre
busquemos a tus hijos”

Renacerá la vida
vendrán mejores tiempos

Así ha de ser.
Asimismo.