Ugo Facundo Carrillo Cavero

Ugo Facundo Carrillo Cavero

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Ancco-Huallo, Chincheros, Apurímac, Perú. Poeta quechua, narrador, ensayista, músico y comunicador. Hizo estudios de Antropología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y de Urbanismo en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Es Promotor cultural desde 1976.

Es poeta por causas ajenas a su voluntad, fotógrafo por necesidad, músico por casualidad y narrador de cuentos por propia voluntad. Fue colaborador de varios diarios y revistas en Perú además de participar como personaje central en la elaboración y difusión del material radiofónico Kawsayninchikpaq (Para la Vida), editado por UNICEFF y la BBC de Londres. Ha traducido y ha grabado en quechua, el poema “El Cuervo” de Edgar Allan Poe y más de cincuenta canciones tradicionales quechuas, además de editar un libro premiado de cocina, Alpaca el gran sabor andino. Es autor de varios estudios sobre la comunicación y la educación intercultural además de, “Takiyninchik”, una selección de la música quechua y popular del Perú.

Carrillo Cavero ha publicado varios libros de poesía y de narrativa, incluyendo: Baladas de un perro sin pelos en la lengua, Chupe de letras con su condimento novoandino, Yaku-Unupa yuyaynin y Puyupa-wayrapa-ninapawan musqukusqanmanta. Es reconocido con el Primer Premio en el II Festival Internacional de las Artes Qosqo T’ikarimanpaq 2020, organizado por la Municipalidad del Cusco en la categoría cuento y ha sido merecedor del Primer Puesto en el Concurso de Cuento de las 1000 Palabras en lenguas originarias, organizado por la Revista Caretas, UNESCO, los ministerios de Educación y Cultura del Perú y la Fundación BBVA. Lima, 2020.

Otras obras del autor/a

Yo no sueño… ¡vivo como un demonio feliz!

Tan solo tu sonrisa me sostiene,
¡¡solo eso, para bailar como demonio feliz!!
Solo tú me colmas con esa luz, que es vida y ánimo vital;
¡¡nadie más que tú!!
Solo me bastan tus atadijos y quipus
para sosegar los aludes que han encharcado pena sobre pena en mis ojos.

Afectuosa y NOBLE LUZ que cuida mis días y mis noches,
me basta tu cristalino aliento para avivar el florecimiento del pan
–espiga por espiga– en las mesetas y aras de la montaña.
¡Solo eso aguarda mi corazón!

Cuidando los mil azules de mis alas
mudaré entre los mundos de aquí y de allá,
así como en el HANAN PACHA.
Una sola chispa tuya, NOBLE FLAMA,
me bastará para ir protegido a los mundos de abajo,
montado en el regocijo de los dioses.

Solo tus laboriosas manos me bastan, para notificar solsticios
o tardes de gloria en las danzas y contradanzas de los abuelos RUNAS.
Eso no es todo.
Anuncian tus signos de luz, que en las haldas de los sagrados alcores,
en el centro mismo de sus almas, despertará de nuevo el ojo del agua.

Aunque tuviese los pies llagados a sangre,
solo me basta aletear por tus sendas de luz para sanar.
Solo eso me es suficiente
para franquear los lodazales que colman mis sueños-dolor.
Solo me basta tu resplandor para bailotear descalzo con los zorros.

Tu voz y tus viejos TAKIS me bastan desde el ÑAWPA
–que es antes y después–, para acallar el ruido mortal de las balas
con sendos clarines y cornetas de cacho de toro.
Me bastan tus cantos solariegos para sosegar dolientes yaravíes
y reanimar así la ética, la moral y la fraternidad.
Ataré a la muerte en las alas de un rezno
y la colgaré en la cueva del mismísimo diablo,
como pintaron los abuelos RUNAS en Toquepala.
Algo es algo.

HERMOSA Y DESTELLANTE ídolo ILLA:
tus pequeños hilos de luz me calzan –como anillos–
para hilvanar los tinkus de la pampa, y me bastan
para componer mi mocerío en Aranjuez,
mutando quizás en un pájaro cualquiera.
¿Esa es acaso la heredad anudada por los abuelos?
Algo es algo si así fuera.

En tu luminoso iris que guardo desde niño,
solo ahí puedo distinguir
lo bueno y lo malo y la verdad o la quimera con claridad;
y así y asá, podré ver al mundo en paz.
¡¡Solo eso!!
Así dicen las antiguas coplas de mi memoria.

Me bastan tus sanadoras y pacíficas manos,
solo ellas despejan mis tormentas interiores.
Te ruego:
que mi único vaso de agua no sea volcado,
podría enlodarlo todo en estos enfermos días.

Solo Tú, HERMOSA LUZ;
nadie más que tú
pudiera llegar a las protectoras puertas de la montaña
y confinar los odios del barreno al vientre de la tierra.
Solo tú, calmarías con amor
las guerras que asechan aún en las cabezas de los guardianes del hielo.

ESPLÉNDIDA LUMBRE DE LA NIEVE:
solo tus mimosos destellos,
solamente ellos desalojarán mis fatigas y postraciones;
solo eso esperaré como buen Pablucha.
¿Solo eso?… ¡¡tal vez no!!

Y si acaso yo remolcara ofensas y pecados expatriados,
solo tu desatento mirar podría avergonzar mis caretas y
aun mi alma para llegar a ti;
solo eso
ruborizaría mi pellejo extraviado y mis carnes apenadas,
que de tanto mordiscar las culpas de un tal Judas
pudiesen haber transitado –sin saberlo–,
en la extirpación de conciencias.
Solo eso avergonzaría mi alma. En verdad no solo eso.

Si no lloraras por las punzantes culpas con que me coronaron,
los diluvios de fuego y las torturas huracanadas
acabarían por arrastrarme hasta inquietar a la Madre Mar.
Eso es todo.

Hermosísima AURORA:
Tú iluminas el sur, el este y la chimba y todos los NORTES;
y guardas aquí, cerca de mi choza,
el hogar caliente para mis hermanos cóndores.
Mejor aún,
pintas amorosos poceros y dulces oasis en la sabana,
de las mitades arriba y abajo, para las hermanas camello.

NOBLE ídolo ILLA, MADRE DE TODAS LAS CRIATURAS:
el futuro que has tejido para los nietos runas,
nos ha dado alcance –como un báculo alado–
en las cabezadas de la montaña.
No solo eso,
aquel báculo criado en las faldas del nevado Coropuna,
estaría arrastrando a los gansos y pariguanas y a los ibis yanawicus
para limpiar las viejas cruces en que nos colgaron.
Eso es todo, y me basta para calmar los viejos ardores.

CRISTALINA Y HERMOSA LUZ:
de lunes a lunes volveré una y otra vez a tu razón,
y aunque tenga que tocar de puerta en puerta el mundo entero
o derribar metálicos nubarrones,
martillaré día y noche los exilios y las fronteras.
Solo tu razón calmará los adioses,
y tus manos fundarán urbes eternas en Caral
donde aletearán juntos los cóndores y los lobos de mar;
pero además, tus manos lúcidas descolgarán mis pesadillas,
y, hasta tu tenue luz
me socorrerá desmontando mis penas detrás del infierno.
Eso es todo en los rumbos perdidos de la fe.
Eso es todo.

CRISTALINA y hermosa LUZ:
aunque mis horas se atascaran en remotos tiempos,
yo esperaré que me quieras sin falta
y te aguardaré en los confines donde muere la tierra.
Eso es todo, ¡eso es todo!
Y si por alguna razón fuera escogido por tus ojos,
si así fuera, y si así lo designaras protectora ídolo ILLA,
cesarían entonces las fanfarrias y pesadillas que me persiguen.
Eso es todo… ¡o quizá no!

DULCE y hermosa LUZ DE LA CAÑA:
si por alguna extraña orden
tus haldas apostaran su semilla en mis canchas,
–si así fuera–,
trocarías los gemidos por miradas color miel
que iluminen los senderos pobres de las ushutas.
Y si así fuera,
mudarías los aires y las suertes de mi alma.

BELLÍSIMO DESTELLO:
si llegaran frígidos calendarios a mi tregua,
–si así fuera, amada ILLA–
tus hilos de luz avivarían los días venideros
y excitarían los domingos de nuestra niñez.
Eso no es todo… ¡o tal vez sí!

Y si acaso mis encallecidas ushutas heredaran tus huellas,
y me miraras –tan solo de reojo
en el albor de un buen día para los RUNAS–,
si así fuera,
quizá mi sombra colgada ya de sendas muletas,
te tomará la posta cuidando la vida en los cultivares.
Casi nada… ¡casi nada!
Solo a ti te espero sin horario LUZ-GUÍA.

HERMOSO ALBOR:
soy yo quien te quiere y pretende
porque guardas mis noches y aclaras mis sueños.
Aun cuando dejaras de sonreír,
aunque te vieran titilando, muy apenas, más allá de la Cruz del Sur,
aun así, te esperaré cada tarde asomando por mis techos de paja brava.

Solo me hacen falta tus sonrientes ojos
para sortear hoscas CHINKANAS –que dicen–,
nos llevan poco a poco, pero inexorablemente al mismísimo infierno.
Solo tú me colmas,
solo tu albor me basta ILLA,
para danzar feliz como un demonio al que le hierve el corazón.

Aunque tenga que acudir a las serpientes
–antiguos AMARU dioses–,
aunque tenga que ir con los charlatanes;
no sé cómo, pero saltaré a tus sueños.
Solo entonces,
con las imágenes de tu espejo y tu corazón en las manos,
escalaré a la tierra
donde veremos juntos la certeza del alma o QAPAQ MUSYAY.
Sabrás así que aprendí con las hermanas ranas
a rogar a la lluvia como tú,
a cultivar y aporcar piedras como tú,
y a vestir a las flores y quererlas como tú.

Aunque tenga que resbalar una y otra vez,
aunque volviera a comenzar en cada alba
y morir en el intento al abatir las tardes;
todavía entonces te buscaré día tras día bailando en las pirwallas.
Aunque fuera una sola vez,
y aunque diera mil vueltas al morir el día
te veré de todos modos aun pintando el sol.

Aunque tenga que desatar nubes,
y aunque tenga que avivar tifones llegaré a tu delantal, HERMOSA LUZ.
Solo tú me sostienes como un demonio feliz,
¡¡TAN SOLO TÚ, mi Luz!!
SOLO TÚ me colmas, Exhalación de Luz,
SOLO TÚ me llevas ídolo ILLA, a los confines
donde reinan otros soles,
¡¡SOLO PARA TI vivo como un demonio feliz!!