Ch’aska Eugenia Anka Ninawaman

Ch’aska Eugenia Anka Ninawaman

Leer en: Runasimi English

Soy mujer quechua de la nación k’ana, en la comunidad de Ch’isikata, provincia de Yauri-Espinar, Cuzco-Perú. La noche en que nací irrumpieron en la choza tres Eminencias: tata Qurupuna, el nevado más poderoso de mi región, la abuela Hap’achi, potencia de los tejidos y el tutelar de mi pueblo, Apu Torre Waychu, poeta y cantor. Sacudieron sus alas de cóndor y me infundieron sus potencias en la laguna-occipital de mi cabecita. Tata me concedió su llave de cuentero; la abuela, la illa-resplandeciente de los hilos y el poeta-cantor encantó mis cuerdas vocales con una antarita. Cuando la ceremonia había terminado apareció la dueña del sabor, la tía abuela Añas-zorrino, que me entregó su olla de barro. Desde entonces los cuatro soplos me habitan y me atrapan.

Mi padre fue un coca-camayuq, el encargado de repartir las hojas de coca en las ceremonias rituales en honor a sus Eminencias. Yo y mis hermanos siempre le acompañábamos, y así fui impregnándome de las historias que se contaban por aquellos lares sobre los dueños y las dueñas de las cascadas, manantiales, quebradas y cerros. De vuelta de aquellos viajes, mi bultito de cuentos estaba rebosante; mi madre, una experta tejedora-cuentera y ahora dibujante y escritora, me ayudaba a rehilarlos a la luz de la luna, “Imallayki-hayk’allayki / desgrana tus cuentitos”, me decía.

Un día “¡raqaq!”, reventaron las balas en mi territorio, la guerra por nuestra tierra había empezado. Los manantiales, los cerros y las quebradas habían sido cedidos por el Estado a las compañías mineras. “Eres el ojo del agua que busca su propio cauce”, me dije antes de abandonar mi tierra a los siete años. Trabajé como niña sirvienta en la ciudad de Arequipa y mis alas fueron cortadas durante otros siete años, pero el soplo de la tía-zorrino hizo que mi olla de barro se volviera cada vez más suculenta.

“Chola ignorante, patas de cóndor”, insultos como este, lanzados por mis patrones, me llevaron a trazar un nuevo camino y me hice un juramento: “Aprenderé a leer y escribir”. Desde entonces, cantando y soñando, comencé a recorrer pueblos y ciudades para, sin dejar de trabajar, poder ir asimilando la lectura y la escritura. Volando y volando me hice licenciada en Lenguaje y Literatura, Volando y volando obtuve un master de Antropología, volando y volando logré un doctorado en Ciencias Sociales.

Pero en verdad, los soplos que me atrapan son mis cantos y mis poemas, mis manos de tejedora también urden y dibujan. Volando y volando he publicado los poemarios en quechua-español Tikachumpicha (Ed. Abya-Yala, 2012) y Ch’askaschay (Ed. Abya-yala, 2014); también, el poemario en quechua altoandino K’ana Taqi mama (Ed. Inc, Cusco, 2015).

Volando y volando aparecieron: Viejito pero bien mañoso, mi primer libro de cuentos basados en la tradición oral, en versión trilingüe quechua-francés-español (Ed. L’Harmattan, 2017, collection “Le L’eyende des Mondes”). Volando y volando surgió Pájaros enamorados y galantes, mi segundo libro trilingüe (Ed L’Harmattan, 2019). Ch’askaschaq mumurmure, mi tercer libro trilingüe (Ed L’Harmattan, 2021).

Imallayki-hayk’allayki, dice la cuentera, “Qiww” responde mi niño-condorcito. Y juntos alzamos el vuelo por ciudades y quebradas hasta llegar a la cumbre de sus Eminencias.

Entrevista con Anka Ninawaman en Radio France Internacionale (4 de marzo, 2020)

Entrevista con Anka Ninawaman en Radio France Internacionale (6 de mayo, 2021), a propósito de la publicación de su nuevo libro Les murmures de Ch'askascha: Ch'askaschaq chhururuychan - Los murmullos de Ch'askascha (Editions L'Harmattan, 2021).

Otras obras del autor/a

Retamita

Retama- retamita,
Florcilla amarilla en la orilla del río,
si tuvieras piecitos te escaparías de la helada,
no dejarías quemar tus lindas flores de retama,
seguirías con tu rostro de manzanita roja.

Retama-retamita,
florcilla amarilla en la orilla de los ríos,
si tus ojos fueran negros, como los míos,
juntas lloraríamos perla tras perla,
«chilinn-chillin» gotearían a la madre tierra,
entonces escucharías nuestros torcazas:
aprenderían a conocer la tristeza de las mujeres,
sabrían como se malgasta las lágrimas de las mujeres.

Retama- retamita,
Retamita del rio cristalino,
Si tuvieras boquita de mujer,
que linduras no desgranaríamos,
nos secreteáramos nuestras vidas de solteras-manzanas,
también te diría quien deshoja nuestras flores,
te señalaría quien marchita nuestras semillas.
Contadas las tristezas,
Secreteada las penas,
Que hermosuras volveríamos a florecer,
embriagaríamos los corazones con aromas de retamas.

Ch’awiyuyu mama

Hierbita linda,
de florcita amarilla,
de pollerita verde,
bonito creces sobre los ríos,
con el calor del sol,
a la sombra de la luna.

Alegre creces
como mis huahuas,
con las gotitas de la nube
y con mi cariño también,

linda mujer,
bonito naces
desde la tierra,
con tu sombrerito amarillo
y tu pollerita verde.

Mujer con gracia,
nunca me faltas,
como ch’uñu mama,
todo el año creces
como mi huahuita.

Cuando ya nada crece,
cuando todo se marchitó,
con tus gotas de rocío
limpias la carita de mis huahuas,
y tus hojitas verdes
bonito nos das de comer,
con sabor a hierbabuena.

Cada día,
con tu tallo blanco,
llenas nuestra negra pancita,
por eso alegres jugamos
en la orilla de los ríos,
con la barriga bombo bombito
con la pancita t’iqi t’iqicha.

Reina silvestre,
que bonito creces
como mi huahua,
con sombrerito amarillo,
con pollerita verde,
con el calor de inti tayta
con mi cariño también.

Si mi amor me abandona,
olvidando sus huahuas,
mirando tus hojas
con las barriguitas t’iqi t’iqicha
con la pancita bombo bombito
ya nunca lloraría.