Diáspora Quechua

Pastor

Tú no ves más que doscientos animales idénticos.
Yo conozco inclusive sus maneras de reírse.
Sí, se ríen.
Entrelazan sus pescuezos con el viento y danzan.

En las inhóspitas y desoladas montañas
en los caminos silenciosos y foscos
cotidianamente juntos caminamos
a veces ellos, a veces yo, lideramos la marcha.

Como los cánticos dolientes de Sebastián Bach
se dispersan…
Unas veces raudos y otras, calmos
hasta que sobre nosotros desciende la noche.

Cuando llegue el día establecido
a la madre tierra expresaré mis reconocimientos
a mi animalillo, mis gratitudes
y lo degollaré.
No desperdiciaré, una gota de su sangre…

Tan solo nosotros conocemos este mandato recíproco.
Tan solo nosotros sabemos quiénes somos
y aunque lloremos con esto, nos regocijamos un poco.

En las silenciosas dehesas,
yo soy el pastor.

Ch’awiyuyu mama

Hierbita linda,
de florcita amarilla,
de pollerita verde,
bonito creces sobre los ríos,
con el calor del sol,
a la sombra de la luna.

Alegre creces
como mis huahuas,
con las gotitas de la nube
y con mi cariño también,

linda mujer,
bonito naces
desde la tierra,
con tu sombrerito amarillo
y tu pollerita verde.

Mujer con gracia,
nunca me faltas,
como ch’uñu mama,
todo el año creces
como mi huahuita.

Cuando ya nada crece,
cuando todo se marchitó,
con tus gotas de rocío
limpias la carita de mis huahuas,
y tus hojitas verdes
bonito nos das de comer,
con sabor a hierbabuena.

Cada día,
con tu tallo blanco,
llenas nuestra negra pancita,
por eso alegres jugamos
en la orilla de los ríos,
con la barriga bombo bombito
con la pancita t’iqi t’iqicha.

Reina silvestre,
que bonito creces
como mi huahua,
con sombrerito amarillo,
con pollerita verde,
con el calor de inti tayta
con mi cariño también.

Si mi amor me abandona,
olvidando sus huahuas,
mirando tus hojas
con las barriguitas t’iqi t’iqicha
con la pancita bombo bombito
ya nunca lloraría.