Dicen que mi tío Lolo Fernández
A mi papá
Le había dicho:
‘Oye Epifanio,
te vendo esa mi vaca amarrilla,
a la que llaman Barrosa’
Cuando ya estaban hablando del precio
Mi mamita le había dicho a mi padre:
‘la vaca está hueso y pellejo
no pagues mucho’
Tiempo después mi papá se quedó
En alguna puna incógnita
Y ya en Huachipa
Cuando tomaba a veces
mi tío empezaba a pelear con mi mamita
diciéndole:
‘eres mala
no me pagaste el precio de mi vaca’
Mi mamita no contestaba nada
Mucho tiempo después
Para que no se peleen entre hermanos
La Barrosita se desbarrancó en Huaracco
Entonces mi bisabuela mamá Felico
En Condorchallay de Aymaraes
Nos mandó toda la carne
medio olorosita
Y con sus gusanitos
Limpiamos los gusanos
E hicimos charqui
Y mi mamita
Preparó una sopita de maíz
Y un olluquito con charqui
Y le hizo comer a mi tío
Hasta que se llene
Y se le hinche la panza como obispo
Y dijo que nunca más
Le volviera a hablar de la Barrosa
Pasado el tiempo
Cada vez que hablan de la poesía barroca
–Bastantísimo de todas maneras fíjate–
Me acuerdo de mi Barrosita
Será porque en los nuyures no hay charqui
Ni cochayuyo
Y en el feis sólo escucho el waka taki
la Huaca es poesía.
Mi tío torero poeta era
Y mi vaquita Barrosa tal vez literata