Hexasílabo

El amor de una mujer

Mi amado está llegando
para él me engalanaré
con mi blanca enagua
mi pollera colorada
mi manta verde
y mis trenzas negras.

¡Mírame! ¡Mírame!
dando vueltas como una rueca,
como un pimpollo en flor
me estoy adornando
para ti mi amor.

¡Cuidado amor mío me estés engañando!
¡Cuidado amor mío me hagas llorar!
No vayas mi corazón a lastimar
No vayas mi boca a envenenar
¡Mírame! ¡Mírame! contenta estoy
Mi amor para siempre te lo doy.

Camino escondido

Son las miradas del alba
que anidando esperanzas
esculpen rostros fraternos,
son los venaditos hermosos
que juguetean alegres
en los parajes desolados.

Son los cortejos imperdonables
que acurrucados bajo un tunal
hilvanan caricias de la lluvia,
son los suspiros de torcaza
que siembran alientos
en los caminos escondidos.

Así es el querer, canto milenario
expresión ardiente del arrebol
coraje infinito del tiempo
ojitos negros de capulí
y lágrimas del viento frío
en los brazos de un pisonay.

Así es el amor, hermosa flor
silbido claro del pajonal
sonrisa de azucenas blancas
cabello de arco iris
y aroma de flor silvestre
en el pecho de la montaña.

Así es la ternura, rayito de luna
ensueño perpétuo de colibrí
suave mejilla del rocío
recuerdo de ilusiones despreciadas
y grito enfadado del silencio
en el vientre profundo de la tierra.

Te amo, rocío resplandeciente

Te callas
 Te enojas
  Te separas
   Te marchas
    Te resistes
     Te muestras indiferente
      Aún así
       Te busco
        Te sigo
         Te imploro
          Te necesito
           Te llamo
            Te tengo
             Te amo,
              rocío resplandeciente.

Cuando te quise                  Te reías todavía
Cuando te amé                   Deseabas otra vez aún
Cuando te besé                   agitabas con prisa
Cuando te acaricié                Suspirabas con más emoción

               Me mirabas con asombro
               Me llamabas con ternura
               Te asomabas con buen deseo
               Para unirnos en un solo sentimiento.